La línea de comandos de Linux es una herramienta increíblemente poderosa. Desde la CLI, no hay casi nada que no puedas hacer. Y aunque una GUI puede facilitar un poco algunas de las tareas, la simplicidad de hacer su trabajo en una ventana de terminal es una solución tan elegante como la que encontrará.
Tomemos, por ejemplo, la tarea de comprimir una carpeta. Claro, puede abrir un administrador de archivos, hacer clic con el botón derecho en una carpeta y seleccionar Comprimir. Pero, ¿y si estás en un servidor Linux sin GUI?, este no le ofrecerá de seleccionar y hacer clic. Entonces, ¿Qué haces?
Usted recurre al comando tar, que permite “convertir carpetas” en archivos comprimidos.
Supongamos que tiene una carpeta llamada TEST y desea comprimirla en un solo archivo para poder enviarla más fácilmente a alguien o guardarla como copia de seguridad. Para hacer esto, inicie sesión en su máquina Linux y cambie al directorio que contiene la carpeta TEST.
El comando que ejecutaremos es:
tar -zcvf TEST.tar.gz TEST
Las opciones que usamos son z (para comprimir), c (para crear), v (para salida detallada) y f (para forzar).
Después de ejecutar el comando, encontrará el TEST.tar.gz recién creado. La parte tar de la extensión significa que el archivo es un archivo tar y gz indica que se ha comprimido.
A continuación, puede descomprimir ese nuevo archivo con el comando:
tar -xvzf TEST.tar.gz
Si desea ver los archivos dentro de ese archivo (sin descomprimir ni extraer), puede emitir el comando:
tar -ztvf TEST.tar.gz
y éste listaría el contenido por usted.
Esto es prácticamente todo lo que tiene que hacer para comprimir una carpeta desde la línea de comando con tar. 🙂